Cómo afectan los colores de tu guardería a los niños

 

Cómo afectan los colores de tu guardería a los niños

 

No sólo se trata de elegir tu color preferido o el de moda, definir la gama que vestirá las paredes de tu guardería debe ser tema de reflexión. Te presentamos la teoría del color que te ayudará a decidir qué matiz es el correcto para cada espacio.

Qué es la psicología del color

Diversas investigaciones realizadas por estudiosos de la materia han comprobado que los colores ejercen una influencia sobre los distintos procesos psicológicos y funcionales del organismo humano. Por ejemplo, se ha comprobado que el amarillo es un estimulante visual y de los nervios que provoca una excitación de estos órganos. No es casual, por lo tanto, que las señales del tránsito de vehículos más importantes tengan el fondo amarillo.

Qué sensación provoca cada color

Rojo: Aumenta la tensión muscular. Activa la circulación y por ende acelera las palpitaciones, eleva la presión arterial y acelera la respiración. Es el color de la vitalidad y la acción. En grandes espacios puede resultar agobiante, en cambio si se utiliza en pequeños detalles brinda calidez.

Su aspecto negativo es que puede generar actitudes agresivas, incluso despertar la cólera.

Anaranjado: Tiene alguno de los efectos del rojo pero en menor grado. Es un color incandescente, ardiente y brillante. Estimula el esparcimiento, la vitalidad, la diversión y el movimiento. Disminuye la fatiga. Se relaciona con la comunicación, el equilibrio, la seguridad y la confianza.

Es propicio para trabajar en equipo, ayuda a la interrelación y la unión. Es ideal para utilizar en lugares de convivencia.

Amarillo: Es el color de la luz del sol. Genera calor, provoca el buen humor y la alegría. Es el más sutil de los colores cálidos, actúa como un energizante positivo que no llega a ser agresivo, dando fuerza al sistema digestivo y a los músculos.

Está vinculado con la actividad mental y la inspiración creativa ya que despierta el intelecto y actúa como antifatiga.

Verde: Es un color sedante, hipnótico. Resulta eficaz en los casos de excitabilidad nerviosa, insomnio y fatiga. Disminuye la presión sanguínea, bajando el ritmo cardíaco. Es un color sedativo, ayuda al reposo y fortifica la vista.

Azul: El azul es el más sobrio de los colores fríos, transmite seriedad, confianza y tranquilidad. Se el atribuye el poder para desintegrar las energías negativas. Favorece la paciencia amabilidad y serenidad, aunque la sobreexposición al mismo produce fatiga o depresión.

Es uno de los colores preferidos, pero resulta difícil de utilizar en la decoración de los ambientes. Es ideal para el cuarto de los niños ya que ayuda a apaciguar su energía.

Púrpura: Expande el poder creativo desde cualquier ángulo. Disminuye la angustia, las fobias y el miedo. Una luz color violeta aúna el efecto estimulante del rojo y el tónico del azul.

No es aconsejable pintar el ambiente entero en este color. En un tono más azulado es ideal para sitios de meditación.

Blanco: Su significado es asociado a la paz, pureza, fe. Alegría y pulcritud. Es un color purificador, brinda sensación de limpieza y claridad. Ayuda a alejarse de lo sombrío y triste.

Se puede utilizar en la decoración de un ambiente en grandes cantidades sin sobrecargar el ambiente. El blanco es óptimo para que los ambientes luzcan amplios e iluminados.

Negro: Tradicionalmente el negro se relaciona con la oscuridad, desespero, dolor, formalidad y solemnidad. Es el color de la tristeza y puede determinar todo lo que está escondido y velado.

El negro se debe utilizar en cantidades pequeñas como accesorios, detalles y espacios dónde no se permanezca por mucho tiempo.

Gris: Iguala todas las cosas y no influye en los otros colores. Puede expresar elegancia, respeto, desconsuelo. Si se utiliza en exceso en un ambiente, lo hará parecer monótono y aburrido.

 

Algunas recomendaciones para combinar

El doctor Franklin Martínez Mendoza, licenciado en psicología y especialista en temas de pedagogía da las siguientes recomendaciones sobre cómo pintar un centro infantil.

  • Los techos: el blanco puro es muy recomendable, a fin de impartir luminosidad y refrescar el ambiente.
  • Las paredes: Deben ser siempre claras, para incitar a los niños a ser más limpios y cuidadosos. Por otra parte al notarse más cualquier suciedad sobre la superficie, asegura la necesidad de mantenerlas sistemáticamente limpias. Estas paredes deben ser siempre mates y no brillantes. Son recomendables el azul cielo, el coral, el verde pálido o amarillo, con sus derivados, crema, gamuza y beige.
  • Los pasillos: Pueden pintarse con colores relativamente vivos, pero no deben presentar un contraste demasiado brusco cuando se sale de otra estancia.
  • Los salones del centro infantil: En algunos casos estas áreas tienen la particularidad de sirven como dormitorio, comedor, y para la realización de las actividades pedagógicas. En este caso es aún más delicada la selección del color. Si es tu caso, sugerimos utilizar azul o verde claro, por su efecto relajante.
  • En el comedor, puedes tener colores bastante calientes derivados del naranja, como el rosa melocotón, e incluso la puerta del comedor puede ser de la gama anaranjada. Este es el único lugar del centro infantil en que los colores tan extremadamente calientes son recomendables.
  • Las escaleras: sean de madera o no, deben pintarse de un tono fácilmente distinguible y evitar lo que a veces incorrectamente se hace, de darle un color diferente a cada escalón, que pueden provocar accidentes por confundir al niño.

Otros consejos

En decoración es imprescindible no olvidar este efecto: el amarillo, por ejemplo, adquiere más intensidad al ser colocado junto al azul; el rojo, junto al verde; por lo que no se debe tomar un color considerándolo aisladamente, sino estudiando la intensidad que adquirirá según tenga que ir junto a una u otra tonalidad. No todas las habitaciones admiten el mismo tono de color.

Los colores cálidos resultan demasiado excitantes y conducen a la fatiga nerviosa, así que lo mejor es la combinación de tonos claros, luminosos y suaves, por ejemplo si las paredes son blancas o de color crema, el mobiliario podría tener matices pastel (verde, amarillo y azul).

Inversamente, si las paredes son de color pastel, el mobiliario podría ser blanco. No es aconsejable que las baldosas de las paredes tengan contraste de colores, como por ejemplo blanco y rojo o blanco y negro; la persistencia de estos dos valores opuestos se traduce en fatiga ocular.


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