No detengas el esquema de vacunación por el COVID

No detengas la vacunación por el COVID-19

 

Si debido a la pandemia y el aislamiento no continuaste con el esquema de vacunación de tus hijos, te recomendamos activarlo lo antes posible.

La vacunación permite prevenir algunas enfermedades infecciosas graves e incluso mortales. Además, es una de las medidas de salud pública que más vidas ha salvado a lo largo de la historia. De ahí la importancia de recibir todas las vacunas que correspondan al esquema de vacunación, ya que es la mejor forma de proteger a los niños.

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Lamentablemente, en las últimas semanas el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportaron que en México se registró una caída histórica del 30% en la cobertura de vacunación, sobre todo de las dosis de tuberculosis, difteria, tétano, poliomielitis y sarampión, a causa de la pandemia de COVID-19.

EI Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reporta que 700 mil niños en el país ya presentan retraso en sus esquemas de vacunación debido a que los padres de familia no llevan a los menores a las Unidades de Medicina Familiar por temor al contagio.

Las vacunas están disponibles. Las Unidades de Medicina Familiar del IMSS están abiertas y con adecuaciones para que acudas a la vacunación de manera segura. Además de estas medidas, no olvides portar el equipo de protección personal para ti y tu hijo como cubrebocas, careta, lentes y gel antibacterial.

Los riesgos de retrasar la vacunación de los niños

Epidemiólogos e infectólogos pediátricos alertaron que la falta de vacunación principalmente en rotavirus, neumococo y sarampión son las de mayor preocupación, pues pueden propiciar contagios masivos, discapacidades, muertes prevenibles por infección y hasta surgimiento de enfermedades antes eliminadas, controladas o erradicadas. 

Por ejemplo, la neumonía es la cuarta causa de muerte en menores de un año y la tercera causa entre niños de 1 a 4 años, sin embargo, la vacuna contra el neumococo reduce la mortalidad.

En el caso del sarampión, una enfermedad supuestamente eliminada en 1995, volvió a resurgir en el país este 2020 con 195 casos detectados, entre niños y adultos jóvenes.

La pandemia no debe ser impedimento para que cubras el esquema de vacunación de tus hijos, el servicio de vacunación no se ha detenido.

Recuerda que las vacunas son una de las herramientas más poderosas para mantener la salud de los niños.

 


Cómo afecta la violencia a los niños

Cómo afecta la violencia a los niños

 

En México, la violencia afecta a los niños y adolescentes sin importar su condición económica o social y ocurre en varios ámbitos: en el hogar, la escuela, su comunidad, las instituciones, el medio digital y por cuestiones de género.

De acuerdo con los datos existentes del Instituto Nacional de Salud Pública y la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres en México, 63% de las niñas y niños de entre 1 y 14 años han experimentado al menos una forma de disciplina violenta.

Las niñas y adolescentes son más propensas a sufrir violencia sexual y agresiones psicológicas en la mayoría de los entornos, mientras que los varones suelen ser las principales víctimas de homicidios y suelen ser disciplinados con castigos físicos u otras formas de disciplina severa.

Sobre violencia en las escuelas, el informe muestra que las principales formas de agresión escolar son los golpes, patadas, puñetazos (con el 56% de los casos reportados) y las agresiones verbales.

Así les afecta la violencia

Los niños que son testigos de violencia doméstica o que son víctimas de abuso tienen mayor riesgo de padecer problemas de salud en su adultez. Afecciones de salud mental como depresión y ansiedad, pero también pueden desarrollar diabetes, obesidad, cardiopatías y baja autoestima.

Un niño que ve a su madre ser víctima de abuso es 10 veces más propenso a abusar a su pareja cuando sea adulto. Mientras que una niña que crece en un hogar donde el padre abusa de la madre es seis veces más propensa a ser abusada sexualmente.

Los niños que viven en entornos de abuso, pueden sentirse temerosos y ansiosos. Es posible que siempre estén en guardia y que reaccionen de distintas maneras de acuerdo con su edad:

  • Niños en edad preescolar. Pueden comenzar a hacer cosas que solían hacer cuando eran pequeños como mojar la cama, chuparse el dedo, llorar con más frecuencia y hacer berrinches. También es posible que desarrollen problemas para dormir, notes signos de terror como tartamudeo y signos de ansiedad severa de separación.
  • Niños en edad escolar. Pueden sentirse culpables por el abuso y culparse a sí mismos. Es posible que no participen en las actividades escolares u obtengan malas calificaciones, tengan menos amigos y se metan en problemas con más frecuencia. También pueden sufrir más dolores de cabeza y estómago.
  • Adolescentes. Pueden actuar de manera negativa como pelear con familiares o faltar a la escuela. Es posible que se involucren en comportamientos riesgosos, como relaciones sexuales sin protección o ingerir drogas y alcohol. Es posible que tengan baja autoestima y no puedan hacer amigos fácilmente. Es probable que comiencen peleas o acosen a otros, y son más propensos a meterse en problemas.

Cómo ayudar a un niño violentado

  1. Hablen sobre sus miedos. Hazle saber que no es su culpa ni la tuya. Te sugerimos conseguir ayuda profesional para saber cómo escuchar y hablar con tu hijo sobre la violencia doméstica.
  2. Ayúdalo a aprender de la experiencia abusiva, explicándole cuáles son las relaciones saludables y cuáles no.
  3. Platica sobre los límites y que sepa que nadie tiene derecho a tocarlo o incomodarlo, inclusive miembros de la familia, maestros, entrenadores u otras figuras de autoridad. Además, explícale a tu hijo que no tiene derecho a tocar el cuerpo de otra persona y que, si alguien le dice que se detenga, debe hacerlo de inmediato.
  4. Ayúdalo a encontrar un sistema de apoyo confiable. Además de un padre, un consejero escolar, terapeuta u otro adulto de confianza que pueda ofrecer apoyo continuo.