Cómo afecta la violencia a los niños

Cómo afecta la violencia a los niños

 

En México, la violencia afecta a los niños y adolescentes sin importar su condición económica o social y ocurre en varios ámbitos: en el hogar, la escuela, su comunidad, las instituciones, el medio digital y por cuestiones de género.

De acuerdo con los datos existentes del Instituto Nacional de Salud Pública y la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres en México, 63% de las niñas y niños de entre 1 y 14 años han experimentado al menos una forma de disciplina violenta.

Las niñas y adolescentes son más propensas a sufrir violencia sexual y agresiones psicológicas en la mayoría de los entornos, mientras que los varones suelen ser las principales víctimas de homicidios y suelen ser disciplinados con castigos físicos u otras formas de disciplina severa.

Sobre violencia en las escuelas, el informe muestra que las principales formas de agresión escolar son los golpes, patadas, puñetazos (con el 56% de los casos reportados) y las agresiones verbales.

Así les afecta la violencia

Los niños que son testigos de violencia doméstica o que son víctimas de abuso tienen mayor riesgo de padecer problemas de salud en su adultez. Afecciones de salud mental como depresión y ansiedad, pero también pueden desarrollar diabetes, obesidad, cardiopatías y baja autoestima.

Un niño que ve a su madre ser víctima de abuso es 10 veces más propenso a abusar a su pareja cuando sea adulto. Mientras que una niña que crece en un hogar donde el padre abusa de la madre es seis veces más propensa a ser abusada sexualmente.

Los niños que viven en entornos de abuso, pueden sentirse temerosos y ansiosos. Es posible que siempre estén en guardia y que reaccionen de distintas maneras de acuerdo con su edad:

  • Niños en edad preescolar. Pueden comenzar a hacer cosas que solían hacer cuando eran pequeños como mojar la cama, chuparse el dedo, llorar con más frecuencia y hacer berrinches. También es posible que desarrollen problemas para dormir, notes signos de terror como tartamudeo y signos de ansiedad severa de separación.
  • Niños en edad escolar. Pueden sentirse culpables por el abuso y culparse a sí mismos. Es posible que no participen en las actividades escolares u obtengan malas calificaciones, tengan menos amigos y se metan en problemas con más frecuencia. También pueden sufrir más dolores de cabeza y estómago.
  • Adolescentes. Pueden actuar de manera negativa como pelear con familiares o faltar a la escuela. Es posible que se involucren en comportamientos riesgosos, como relaciones sexuales sin protección o ingerir drogas y alcohol. Es posible que tengan baja autoestima y no puedan hacer amigos fácilmente. Es probable que comiencen peleas o acosen a otros, y son más propensos a meterse en problemas.

Cómo ayudar a un niño violentado

  1. Hablen sobre sus miedos. Hazle saber que no es su culpa ni la tuya. Te sugerimos conseguir ayuda profesional para saber cómo escuchar y hablar con tu hijo sobre la violencia doméstica.
  2. Ayúdalo a aprender de la experiencia abusiva, explicándole cuáles son las relaciones saludables y cuáles no.
  3. Platica sobre los límites y que sepa que nadie tiene derecho a tocarlo o incomodarlo, inclusive miembros de la familia, maestros, entrenadores u otras figuras de autoridad. Además, explícale a tu hijo que no tiene derecho a tocar el cuerpo de otra persona y que, si alguien le dice que se detenga, debe hacerlo de inmediato.
  4. Ayúdalo a encontrar un sistema de apoyo confiable. Además de un padre, un consejero escolar, terapeuta u otro adulto de confianza que pueda ofrecer apoyo continuo.