Atención médica durante las fiestas

Si eres un profesional de la salud seguramente en algún momento de tu formación profesional o de tu vida laboral te ha tocado trabajar la tan temida “guardia” del día festivo (navidad, año nuevo o algún evento de este tipo).

La mayoría del personal de la salud (no todos, yo he conocido varios que no entran en este supuesto) recibe esa noticia con disgusto, sabiendo que tiene que pasar las fiestas lejos de su familia y seres queridos, en una guardia en donde habitualmente no pasa mucho, donde hay pocos pacientes, los médicos tratantes no se aparecen ni por casualidad y el personal se encuentra también escaso.

Y esto ocasiona muchas veces, que se haga el trabajo de mala gana, que el paciente sea el que pague las consecuencias de “tu mala suerte” por haber tocado esa guardia. También muchas veces se organiza algún tipo de festejo en el servicio, lo que hace que la atención al paciente esté más dividida todavía, y que si es necesario ir con el paciente se haga lo más rápido posible.

En cualquier hospital la dirección va a decir que la atención en la institución no cambia por ser día festivo o por ser cualquier día, pero los que lo hemos vivido sabemos que si cambia, sabemos que hay pocos pacientes y que las personas que están trabajando no tienen la mejor disposición. Es aquí en donde me gustaría detenerme e invitarlos a reflexionar.

Nosotros estamos en el hospital en día festivo si quieres por mala suerte, pero estamos ahí trabajando, generando ingresos para nuestra familia, además del gusto y del amor que tenemos a nuestra profesión, y por nuestro compromiso a los pacientes (si, ese con el que iniciamos nuestra preparación, cuando decíamos que nos queríamos dedicar a la salud para ayudar a los demás).

Los pacientes están también lejos de sus familias, lejos de sus casas y de sus seres queridos, pero además ellos tienen la preocupación de una enfermedad, ellos además tienen dolor, ellos además tienen miedo. Es en estos momentos cuando más cuidado debemos tener, y cuando les tenemos que ofrecer la mejor atención posible.

Además de ese aspecto emocional, que mejorará la experiencia del paciente en general el recibir una mejor atención, con cosas tan sencillas como dedicarle unos minutos más (aprovechando que el trabajo está tranquilo esos días), ofrecerle una sonrisa, una felicitación por navidad o la fiesta que se celebre, palabras de aliento, etc. Es importante que además de eso también seamos mucho más cuidadosos con la seguridad de nuestros pacientes, entendiendo que no hay mucho personal, que los directivos no están, es fácil que ocurran errores, por lo que hay que estar mucho más alertas.

Es muy fácil poner de nuestra parte para que los pacientes, y no solo ellos, nosotros también, tengamos una feliz y segura navidad o cualquier otra fiesta a pesar de estar trabajando.